Una temperatura de cáscara de 100 °F (37,8 °C) se considera generalmente óptima para el desarrollo embrionario desde el inicio de la incubación hasta el momento de la transferencia. Por lo tanto, el control de la temperatura de cáscara en la incubadora se ha convertido en una práctica común para lograr resultados óptimos. Pero, ¿qué pasa con la fase de la nacedora? ¿Es una temperatura de cáscara de 100 °F también el punto de ajuste óptimo después de la transferencia de los huevos? En este artículo se analizan los resultados de un ensayo de Petersime que investigó tres perfiles de temperatura de nacedora y su efecto en la incubabilidad y la calidad de los pollitos.
Temperatura: el parámetro de incubación más importante
Normalmente se considera que una temperatura de cáscara de huevo de 100 °F (37,8 °C) es la óptima durante la fase de la incubadora. Por lo tanto, la mayoría de las incubadoras modernas de carga única cuentan con dispositivos adecuados que controlan la temperatura de cáscara durante todo el proceso de incubación y configuran la máquina para satisfacer las necesidades de los embriones. Por ejemplo, las incubadoras controladas por OvoScan™ utilizan la tecnología de medición de temperatura por infrarrojos para adaptar automáticamente la temperatura del aire de la máquina en respuesta a la temperatura real de la cáscara del huevo.
Alrededor del día 18 de la incubación, todos los huevos viables se transfieren de la incubadora a la nacedora, que se sabe que es un entorno más duro. En consecuencia, suele surgir la pregunta de si el valor de referencia de 100 °F también es el punto de ajuste óptimo de temperatura de cáscara durante la fase de la nacedora. Lamentablemente, la respuesta no es tan sencilla debido a algunas limitaciones prácticas para controlar la temperatura de cáscara dentro de una nacedora:
- Los huevos se mueven libremente en las cestas de nacedora, lo que dificulta el uso de registradores de datos o unidades de escaneo.
- Los niveles de humedad del aire suelen ser más altos durante el nacimiento.
- El meconio y el plumón de los pollitos pueden suponer un problema, ya que pueden provocar que los sensores se mojen, se ensucien o incluso se bloqueen.
- Hay mayores niveles de polvo, lo que dificulta la obtención de mediciones exactas con la tecnología de infrarrojos.
- Los sensores pueden dañarse fácilmente si los pollitos caminan por encima o los picotean.
Además, la medición manual de la temperatura de cáscara requiere que se abran las puertas de la nacedora, lo que afectaría gravemente a las condiciones de nacimiento. Así pues, la práctica habitual consiste en aplicar perfiles de temperatura de nacedora preprogramados basados en la experiencia del jefe de planta de incubación (por ejemplo, teniendo en cuenta la linea genética específica, la edad del lote, el tamaño del huevo, etc.).
Nacedoras: mucho más que una «máquina de acabado»
Aunque la fase de la nacedora supone solo tres días del tiempo total de incubación, este periodo tiene un impacto significativo en el resultado de la incubación. Por lo tanto, es esencial definir qué condiciones de la nacedora producen la mejor incubabilidad y dan como resultado pollitos de la más alta calidad. Con una buena gestión del programa de incubación, la nacedora mejorará y optimizará lo que se ha logrado en la incubadora.
Hay diversos parámetros que afectan al resultado de incubación, pero el objetivo del ensayo actual de Petersime era investigar el efecto de las desviaciones en la temperatura de cáscara de +1,5 °F y –1,5 °F con respecto al valor óptimo teórico de 100 °F dentro de una nacedora. El ensayo se llevó a cabo mediante la realización de una serie de ciclos de incubación a pequeña escala con 900 huevos de tamaño uniforme por ciclo. Todos los huevos se obtuvieron de lotes de reproductoras de pollos de engorde Ross-308 de entre 30 y 40 semanas de edad. Durante los primeros 18 días de incubación, la temperatura de cáscara se controló a 100 ºF. Después de 18 días de incubación, a los huevos se les hizo ovoscopía y todos los huevos viables se agruparon aleatoriamente y se transfirieron a tres nacedoras idénticas, cada una con una temperatura objetivo de cáscara de huevo diferente:
- Grupo frío: temperatura objetivo de cáscara de 98,5 °F (36,9 °C)
- Grupo estándar: temperatura objetivo de cáscara de 100 °F (37,8 °C)
- Grupo caliente: temperatura objetivo de cáscara de 101,5 °F (38,6 °C)
Excepto por la temperatura del aire de la máquina, los parámetros ambientales de las tres nacedoras eran similares. La temperatura de cáscara se monitoreó en tiempo real por medio de sensores de contacto cableados (con una precisión de ±0,1 °F) y la temperatura del aire de la máquina se ajustó regularmente para mantener el punto de ajuste deseado de la temperatura de cáscara. En el día 19 de incubación a las 19 horas (tomado como punto de referencia para que los primeros pollitos salieran de la cáscara), se igualó de nuevo la temperatura objetivo de cáscara de las tres nacedoras y se siguió un perfil de temperatura estándar de la nacedora hasta el final de la incubación, que fue a los 21 días. Esto se debe a que, una vez que los pollitos empiezan a nacer y a moverse, las mediciones de la temperatura de la cáscara del huevo dejan de ser estables. Por lo tanto, las desviaciones de la temperatura de cáscara entre los tres grupos de ensayo se produjeron de forma eficaz entre el día 18 y el día 19 a las 19 horas.
Resultados y debate
1. Incubabilidad
Frío | Estándar | Caliente | |
Temperatura de cáscara de huevo | 98,5 °F (36,9 °C) |
100 °F (37,8 °C) |
101,5 °F (38,6 °C) |
Nacimiento sobre fértil medio (%) | 97,4 (DE = 1,2) |
97,6 (DE = 1,0) |
97,5 (DE = 0,9) |
* DE = la desviación estándar indica la dispersión de los datos de la muestra con respecto a la media
Los resultados medios de nacimiento sobre fértil resumidos en la tabla anterior no muestran diferencias significativas en porcentaje debido a las desviaciones de la temperatura de cáscara entre el momento de la transferencia (día 18) y el inicio del nacimiento (día 19 y 19 horas). Sin embargo, un análisis más detallado (consulte 2. Calidad del pollito) confirmará que 100 °F debe considerarse como la temperatura óptima de cáscara desde la carga hasta el nacimiento.
A diferencia de la expectativa de que incluso una ligera desviación de la temperatura de cáscara afectaría significativamente al porcentaje de nacimiento, los resultados del ensayo muestran lo contrario. Los embriones de 18 días/19 días de edad se enfrentaron bien a las desviaciones de ±1,5 °F y nacieron correctamente. Esto puede deberse a la evolución de la capacidad termorreguladora del embrión. Durante las dos primeras semanas de incubación, un embrión es poiquilotérmico, lo que significa que tiene una tolerancia muy baja a cualquier desviación de temperatura. A partir del día 14 de incubación, comienza la transición a la fase homeotérmica. Entre 7 y 10 días después de la incubación, un pollito recién nacido se ha transformado en un organismo homeotérmico que puede regular su temperatura corporal dentro de ciertos límites.
2. Calidad de los pollitos
Como es lógico suponer que un embrión que se enfrenta a temperaturas diferentes de cáscara de huevo, tiene que «compensar», lo que puede causar otros posibles problemas, también hemos investigado cómo las mismas desviaciones de temperatura de cáscara influyen en la calidad del ombligo, el indicador principal de la calidad de los pollitos. Un ombligo de buena calidad está cerrado, seco y sin restos de cáscara de huevo ni membranas. Un ombligo de mala calidad es un lugar donde las bacterias pueden introducirse en la parte más sensible de la cavidad corporal, lo que aumenta drásticamente la susceptibilidad a enfermedades y el riesgo de mortalidad posnacimiento.
A continuación se describe cómo la «puntuación de calidad del ombligo» del ensayo se dividió en tres categorías:
- Calidad A: la zona del ombligo se ha curado bien. Si se pasa el dedo por encima, apenas se nota. Está seca, lisa y casi plana.
- Calidad B: el ombligo no ha cicatrizado correctamente y está húmedo o tiene fugas. Tiene un tacto tosco y un botón oscuro o un hilito.
- Calidad C: un ombligo mal curado tiene un botón oscuro grande que sobresale o un largo hilo debido a la no absorción de la membrana.
Es importante tener en cuenta que la clasificación A-B-C de la calidad del ombligo utilizada en el ensayo no es la misma que la de los estándares de calidad de los pollitos utilizados durante el control de calidad diario en las plantas de incubación comerciales. En el ensayo, se comprobaron y puntuaron individualmente los detalles del ombligo. Los pollitos de calidad C del ensayo se descartaron durante la clasificación de pollitos en la planta de incubación, mientras que los pollitos de calidad B del ensayo se incluyeron como pollitos aptos para la venta junto con los pollitos de calidad A.
El siguiente gráfico ilustra los porcentajes medios de nacimiento por grupo de ensayo (frío; estándar; caliente), pero divididos por la categorización de la calidad de los pollitos A-B-C. Estos resultados muestran que se han identificado diferencias relevantes. Los porcentajes medios de incubación de calidad A son superiores para el grupo estándar (55,1 %), seguidos por el grupo frío (53,7 %). Al mismo tiempo, se produce una caída significativa en los resultados del grupo caliente (43,7 %). Además, el grupo caliente muestra un porcentaje medio más alto de pollitos de calidad C (9,2 %).
En resumen, los resultados del ensayo sugieren dos hallazgos importantes:
- El efecto de las desviaciones de la temperatura de cáscara en la nacedora repercute más en la calidad de los pollitos que en la incubabilidad.
- Las temperaturas de cáscara posteriores a la transferencia que superan los 100 °F dañan más la calidad del ombligo que las temperaturas inferiores de la cáscara del huevo. El motivo de esta alta sensibilidad a la temperatura puede deberse a un nacimiento acelerado: el calor acelera el proceso de nacimiento, lo que provoca un tiempo insuficiente para una correcta absorción de la yema y para que el ombligo se cure correctamente.
Conclusión
Se recomienda perseguir una temperatura de cáscara de 100 °F (37,8 °C) después de su transferencia para lograr resultados óptimos. Una temperatura ligeramente inferior de la cáscara del huevo también generará resultados de incubación aceptables y una calidad adecuada de los pollitos. Sin embargo, deben evitarse temperaturas elevadas de cáscara, por ejemplo, que superen los 38,6 °C (101,5 °F).